- Explotar el talento que todo portero lleva dentro
- Perseguir la mejora y el progreso individual
- Detectar y corregir los errores, lo que perfecciona los circuitos mentales que propician el aprendizaje correcto. Para lograr evitar los errores primero hay que percibirlos de inmediato.
- Localizar los límites de habilidad de cada portero y a partir de ahí, establecer los ejercicios.
- Implicar, cautivar, atrapar al alumno y conseguir que necesite y desee más información y habilidad.
- Mantener y potenciar las virtudes.
- Mejorar los defectos.
- Controlar la frustración de entrenar aquello que no se domina.
- Hacer que los chicos resuelvan por sí mismos los problemas que se presenten en el juego.
- Automatizar los gestos técnicos y suprimir las fases conscientes del movimiento.
- Disparar las señales adecuadas que perfeccionen los circuitos neuronales responsables del aprendizaje y los cuales sólo se optimizan a través de la práctica intensa.
- Conseguir que cada portero sea mejor de lo que era antes de ingresar en la Escuela ( el entrenamiento consiste en enseñarle a un joven que no tiene ciertas habilidades y llevarlo hasta el punto donde las consiga).